Si desearte es un pecado, ya estoy ardiendo en el infierno de tu sensual belleza. Ansío besar tus intimidades, hacerte vibrar con el toque de mis extremidades; dibujando castillos en el aire y hondos suspiros en tu superficie. Bésame con tus húmedos deseos, y sigilosamente yo me esconderé en tu ardiente hoguera.
¿Y si te escribo un poema con sólo las alas de la imaginación, donde nazcan las historias no consumadas y las palabras emerjan a borbotones o a cuentagotas? Decirte por ejemplo, "la tarde está nublada y yo construyo castillos en el aire, aposentos para acurrucarnos, refugios para verter nuestras pasiones". De mí nacen delirios, anhelos, ansiedades, deseos inapropiados, incoherencias, que no puedo arrancar de mi humanidad; que se cuelan por mis neuronas hasta alcanzar tu imagen ambicionada. De ti alcanzo imaginar y recrear el brillo de tu mirada transparente, la atracción de tu sonrisa plácida, la ternura de tus palabras vivas y el grato esperar de algún instante.. APOLO