
No sé si fue un error, una casualidad o una equivocación;
lo cierto es que nos encontramos cierto día
navegando en direcciones contrarias.
Habían ciertas nostalgias que nos acompañaban
y las íbamos acurrucando suavemente
en cada minuto compartido.
Nos lanzamos de repente a explorar paisajes misteriosos
y nos envolvimos en una vorágine de pasiones nuevas.
Nos apropiamos de un espacio y de un tiempo inventado;
construimos un lugar donde nadie más puede habitar.
Es nuestro refugio, nuestro rincón y nuestro lecho de amor.
Vivimos, habitamos y trascendemos en ese espacio-tiempo
conjugando libertad, delirio y sueños inacabados;
vamos andando, mientras los perros ladran
y las ovejas pastan,
mientras el tiempo del reloj perpetúa su tictac.
© Apolo
lo cierto es que nos encontramos cierto día
navegando en direcciones contrarias.
Habían ciertas nostalgias que nos acompañaban
y las íbamos acurrucando suavemente
en cada minuto compartido.
Nos lanzamos de repente a explorar paisajes misteriosos
y nos envolvimos en una vorágine de pasiones nuevas.
Nos apropiamos de un espacio y de un tiempo inventado;
construimos un lugar donde nadie más puede habitar.
Es nuestro refugio, nuestro rincón y nuestro lecho de amor.
Vivimos, habitamos y trascendemos en ese espacio-tiempo
conjugando libertad, delirio y sueños inacabados;
vamos andando, mientras los perros ladran
y las ovejas pastan,
mientras el tiempo del reloj perpetúa su tictac.
© Apolo