jueves, 13 de septiembre de 2007

Ahora que no Estás en El Ciberespacio



Nada cambiará mi amor por ti,
aunque nada cambie en tu vida y en la mía;
aunque sigamos llegando cada tarde al mismo puerto
y por las noches suspiremos lejanos sobre la misma almohada.

Nos seguiremos amando de esta forma nueva,
distante y distinta,
pero tan intensa como el fuego de un volcán
o la fuerza de un tornado.

Es posible que nos sigamos amando hasta la muerte
sin haber sentido tu piel sobre mi piel;
sin haber gustado el sabor de tus labios,
sin conocer el aroma de tu feminidad;
sin haberte mirado más que las imágenes
que nos compartimos en medio de la pasión.

Es posible que no contemples la muerte de mi prisión física;
pero te conoceré plena en tu resurrección,
cuando no hayan barreras de espacio ni de tiempo
para hacer del amor la única verdad.

Ahora que no estás en el ciberespacio,
siento el vacío de no encontrarte;
la soledad de no mirar en la pantalla tu sonrisa;
la tristeza de no encontrar ni un sonido tuyo.

Tu distancia no es sólo virtual, también es física;
no estás sentada al otro lado de la red,
en tu casa, en tu oficina, donde quieras.
Estás fuera de mi imagen y de mis fantasías;
ausente de mis configuraciones.

Pero sé que me piensas y que has de volver;
Quizás a la misma rutina de encontrarnos,
de hacernos el amor imaginariamente,
de construir nuestras propias fantasías.
Seguir fabricando ese castillo mágico,
ese refugio aislado de las otras vidas.

© Apolo

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