martes, 16 de noviembre de 2010

Dulce fruta...

 
Dulce y mágica criatura,
tus ojos reflejan misterio del cielo
y la intrepidez de la selva.

Tus labios carmesí,
intensos como la lluvia
y abrasadores como el fuego,
embrujan y embelesan.

Tus pechos empinados
son volcanes turbulentos
que huelen a peligro y vida.
 

Tienes un aire de princesa inca,
y la majestuosidad de una doncella azteca,
tu belleza es global como una reina de Arabia
o como Artemisa en el Olimpo.
 
Tu día ilumina el universo.
Eres una de las más bellas constelaciones.

© APOLO