POEMAS 2002-2004

Ahora que no Estás en El Ciberespacio



Nada cambiará mi amor por ti,
aunque nada cambie en tu vida y en la mía;
aunque sigamos llegando cada tarde al mismo puerto
y por las noches suspiremos lejanos sobre la misma almohada.

Nos seguiremos amando de esta forma nueva,
distante y distinta,
pero tan intensa como el fuego de un volcán
o la fuerza de un tornado.

Es posible que nos sigamos amando hasta la muerte
sin haber sentido tu piel sobre mi piel;
sin haber gustado el sabor de tus labios,
sin conocer el aroma de tu feminidad;
sin haberte mirado más que las imágenes
que nos compartimos en medio de la pasión.

Es posible que no contemples la muerte de mi prisión física;
pero te conoceré plena en tu resurrección,
cuando no hayan barreras de espacio ni de tiempo
para hacer del amor la única verdad.

Ahora que no estás en el ciberespacio,
siento el vacío de no encontrarte;
la soledad de no mirar en la pantalla tu sonrisa;
la tristeza de no encontrar ni un sonido tuyo.

Tu distancia no es sólo virtual, también es física;
no estás sentada al otro lado de la red,
en tu casa, en tu oficina, donde quieras.
Estás fuera de mi imagen y de mis fantasías;
ausente de mis configuraciones.

Pero sé que me piensas y que has de volver;
Quizás a la misma rutina de encontrarnos,
de hacernos el amor imaginariamente,
de construir nuestras propias fantasías.
Seguir fabricando ese castillo mágico,
ese refugio aislado de las otras vidas.

© Rigoberto Pitti Beitia

Amor de mis Amores



Amor de mis amores,
haré con las primeras letras de tus cartas
un poema de amor y de deseos,
donde se conjuguen tus palabras
con la sintonía de mis desvelos.

Mi cielito...
Pequeño y lejano,
azul de un profundo sueño,
pero tan cerca y tan grande,
que no cabes en mi pecho.

Sí que te amo...
Desde que fluyeron las primeras letras,
desde que tu corazón palpitó con un verso,
desde que anduvimos descalzos por la playa
e inventamos un erótico fundir de nuestras vidas.

Te extraño siempre...
Como se extraña la primera ausencia,
como la noche extraña un sueño,
como las estaciones esperan ansiosas
el regreso de las aves migratorias.

Te quiero...
Completa, radiante, energética,
volando sobre las lagunas,
desatada, libre y con tu propio rumbo,
mirándome, pero mirando al frente tuyo.

Aquí estoy...
Para quererte, para desearte,
para olvidar las penas y ahuyentar fantasmas,
para que al volver la noche
me recuerdes mientras sueñas.

Que crees...
Se me pasó el día sin ti,
pero estabas conmigo, muy profunda,
entre mis neuronas y mis átomos
agazapada y a la vez transparente.

Te sentí toda...
Cuando la brisa me acarició,
en el clímax de un orgasmo,
entre los bucles del ciberespacio
y en el más hondo suspiro de mi soledad.


© Rigoberto Pitti Beitia

A tus Años



A tus años se vive en presente,
los minutos y las horas no pasan inadvertidos;
los días no se esperan, se toman de la mano
y se convierten en testigos de la experiencia.

A tus años, el tiempo implacable apremia,
Se acaban los plazos, y el mañana no se espera.
Las imágenes turbulentas de la adolescencia
y los deseos de la primera juventud se hacen reales
o se vuelven quejas de lo que no pudo ser.

Hoy es el mejor tiempo.
Ayer ya pasó y mañana no existe.
Hoy no se mide con minutos, ni con horas o días;
es esa perturbación que sientes cuando estoy
o cuando me tienes ausente.

A tus años me encontraste;
A veces cerca, a veces lejano,
Alborotado, entusiasmado y con estas pasiones;
Erótico, neurótico y hasta espiritual,
Asido igual que tú a la realidad.

© Rigoberto Pitti Beitia

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Coincidencias



No sé si fue un error, una casualidad o una equivocación;
lo cierto es que nos encontramos cierto día
navegando en direcciones contrarias.
Habían ciertas nostalgias que nos acompañaban
y las íbamos acurrucando suavemente
en cada minuto compartido.

Nos lanzamos de repente a explorar paisajes misteriosos
y nos envolvimos en una vorágine de pasiones nuevas.
Nos apropiamos de un espacio y de un tiempo inventado;
construimos un lugar donde nadie más puede habitar.
Es nuestro refugio, nuestro rincón y nuestro lecho de amor.

Vivimos, habitamos y trascendemos en ese espacio-tiempo
conjugando libertad, delirio y sueños inacabados;
vamos andando, mientras los perros ladran
y las ovejas pastan,
mientras el tiempo del reloj perpetúa su tictac.

© Rigoberto Pitti Beitia

Vorágine



La mente y el corazón se han conectado.
Lo virtual sólo era una imagen difusa de lo real.
La visión de un fragmento de tu cuerpo
me condujo hasta encontrarte toda.

Tu piel, muchas veces ansiada por mis manos,
se convirtió en un paisaje por recorrer.
Tus ojos, esos que tantas veces quise descubrir,
dijeron a los míos algunas de sus pasiones.

Yo no sé decir que te deseo.
Sólo sé posar mis ojos en tus profundidades;
sólo sé tomar tus manos y descubrir tu calor;
sólo sé decir con un largo beso,
que quiero tomarte y que me consumas.

Aún no es tarde para despertar los sueños.
Aún podemos atrapar las fantasías
y seguir volando hasta la vorágine
que nos conduzca otra vez a casa.

© Rigoberto Pitti Beitia

Una Palabra para Olvidar


¿Cómo puedes amar a alguien y olvidar?
Si es que el amor existe, si es que existimos,
si es que somos más que una quimera,
entonces no te puedes permitir callar.

Tanto silencio me hace estallar en un torrente
de emociones, imágenes y palabras ausentes,
vacíos, lágrimas, tardes grises, mirada perdida,
y hace más pesado que un fardo mi cuerpo adormecido.

Si la distancia es real, entonces dime que es real,
si el sentimiento es ilusión, dime que es sólo una ilusión,
si nuestra historia compartida se descarriló en el precipicio,
añoro que seas tú quien me lo diga.
Ya sabes que lo único que espero de ti es tu palabra.

Sólo cuando me hables, te dejaré libre,
dejaré que el devenir nos hunda en el olvido,
y entonces te habré perdido y me habrás perdido.

© Rigoberto Pitti Beitia

Amores que no mueren


Hay amores que se fueron apenas al llegar,
otros perduraron como las estaciones;
y los menos, los más recónditos,
se quedaron trabados en los corazones.

Esos amores ocultos tras la cortina de lo permitido,
reservados a esporádicas noches encendidas,
son más que vívidos recuerdos del pasado,
y me sorprenden mientras pasa la vida.

Esos amores reservados, escondidos,
se fueron metiendo entre mi piel y mi poesía.
siguen latentes, con sus propios entresijos,
intensos como el invierno o la sequía.

Hay amores que nunca mueren,
como el tuyo, o como el mío.
Al pasar los años no envejecen:
se hacen caudalosos como los ríos.

Ese amor tan de los dos,
que recorrió montañas y praderas,
es perenne, intenso, inimaginable,
adherido a nuestras penas e ilusiones.

© Rigoberto Pitti Beitia

Mi Musa




Eres mi musa inexplorada,
la pasión oculta, el deseo no consumado,
la mujer esquiva, escondida,
atrapada en sus bromas y en sus brumas.

Me duele el dolor de tus tristezas;
mas, quiero yo mi aliento darte,
mis energías, mis corrientes y mis ríos.

Cada palabra tuya es un destello
que enciende mi pasión y mi poesía;
cada emoción y cada deseo nuevo
me hunde y me sumerge en esta porfía.

Mi musa, mi mujer, mi amante,
has de esos encuentros fortuitos tu quimera;
amigo, hermano, confidente,
estoy aquí para que a ti te quiera.

© Rigoberto Pitti Beitia

Tiempos y espacios discordantes



¿Dónde estás que no te encuentro?
¿Acaso entre las rendijas de esta lluvia
o debajo del tardío invierno,
envuelta en estos oscuros nubarrones?

Te imagino en los eróticos mapas de mi mente
y entre las conexiones sutiles de mis neuronas.
Te vas metiendo entre mis hormonas
y serpenteas al compás de mis latidos.

Estás en ti, en tu caparazón infranqueable.
No permites penetrar en tus entrañas,
ni arribar a tus pechos de dulce miel,
ni a tu pasión de sin razones y ataduras.

Te busco en la distancia, simplemente,
Para construir un espacio fractal;
Un lugar feliz entre lo permitido y lo deseado,
Un momento infinitamente real.

Te gozas en perpetuar este vacío inmenso,
un tiempo etéreo, translúcido, desconcertante.
Quizás te abrazas a una bifurcación existencial,
y no trasciendes tus profundas paradojas.

Hoy se ha detenido mi tiempo,
no el tiempo, ni tu tiempo.
Mientras gira la vida frente a mí,
yo estoy anclado, esperándote,
en algún espacio.

© Rigoberto Pitti Beitia

Estoy del Otro Lado



Espero que al llegar la noche
me encuentres
como una conjunción de signos
entre las partículas del ciberespacio.

Estoy del otro lado de tu mundo,
ansiando, soñando, viviendo...
a veces un poco agitado
por la historia que se me va.

Otras veces, lentamente me deslizo
entre las rendijas del tiempo por venir.
Pero estoy aquí,
vivo, certero, expectante, presente.

© Rigoberto Pitti Beitia

Este Largo Silencio



No escucho ni un lamento tuyo, ni un quejido;
Ni una palabra, ni un susurro, ni un suspiro;
Ni veo dibujadas tus fantasías y tus sueños
En las voluptuosas noches de tu memoria.

Estás callada, silenciosa, muda;
“como si hubieras muerto”.
No puedo determinar entre mis sospechas
Si estás allá, rendida, o al acecho.

¿Porqué me respondes con este largo silencio?
¿Porqué no te da compasión esta agónica espera?
¿Es que te ocultas tras el manto de tu tristeza
o has renunciado a lo que un día sentiste?


© Rigoberto Pitti Beitia

Un Beso



Un beso puede no ser el acto más íntimo,
pero es la puerta a las profundidades;
puede ser al mismo tiempo un puente a la pasión
y el río que se desborda de sus caudales.

Un beso voluntario despierta el universo;
hace vibrar a las partículas cósmicas
y permite que la luz de las estrellas sea más intensa
y que el galope de tu pecho interrumpa el silencio.

Un beso robado es un asomo a lo prohibido,
es probar de golpe una sospecha;
invadir en otro ser su espacio sagrado
y violentar el tiempo de la espera.

Un beso inexplorado es el que tengo entre mis labios.
Sospecho que es el puente a tu pasión,
que despertará abruptamente nuestros universos
y desbordará el espacio sagrado del corazón.

Rigoberto Pitti, 2002, Julio 31

Estás Ahí



Anoche amé tu cuerpo trémulo.
Antes, sólo estuve amando tu alma.
Amaba tu recuerdo, tu lejanía,
la luz profunda de tus ojos bellos.

Esta pasión hermosa, este despertar
Parece una vorágine de fuego abrasador.
Beso tus manos inalcanzables y tu boca
Y tú me buscas tras el muro de nuestro silencio.

Te hago el amor en mi cerebro
Y derramo la semilla ardiente entre mis dedos;
Cada palabra es una criatura de los dos,
Cada verso es un retrato inacabado de tu imagen.

Estás ahí, presente y ausente,
Tan cercana que puedo sentir tu aliento,
Tan lejana “como si hubieras muerto”.
Tan mía, tan tuya, tan ajena.

© Rigoberto Pitti Beitia
2002, Julio 16

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