Tal vez usted sea más sensata que yo,
quizás tenga los pies bien puestos en la tierra,
se acomode mejor a las realidades,
y se refugie en su zona de confort.
Tal vez sea yo más soñador,
quizás sea un tanto iluso o utópico,
me extravíe en mis propios entresijos
y me sumerja en fantasías erróneas.
Posiblemente al mirar sus ojos me obnubile
y al sentir sus labios a distancia me ofusque,
y con una sola palabra suya caiga en un abismo...
o todo lo contrario.
© Apolo
¿Será que lo que siento
es proporcional a tus pensamientos?
¿O tal vez lo contrario?
¿O ambas cosas a la vez?
Digamos que comienzo un poema,
pero aún no tiene un fin.
Yo quisiera escribirlo en tu piel
y terminarlo en tus profundidades.
© APOLO.
Brindo...
Por el rubor de tus mejillas sonrojadas,
Por la tersura de tus manos enlazadas;
Por la mirada de tus penetrantes ojos;
Por el dulce sabor de unos labios que provocan.
Brindo...
Por la hora que es más intensa que el año,
Por el beso que se nos escapa en suspiros,
Por el roce de la piel súbitamente,
Por la tarde que se nos va inesperadamente.
Brindo...
Por encontrarnos en algún espacio del universo,
Por el tiempo que confluye con el nuestro,
Por las precisas notas de una canción desconocida,
que nos revelan una pasión callada.
© Apolo
A la hora del cenit,
yo busco una perspectiva para mirarte
y explorar los detalles de tu escultura.
Tú llegas y haces un estrado a tus pies.
Mientras yo pretendo explorarte,
tú esquivas la mirada.
Yo te observo de reojo,
y tú finges ignorarme.
A la hora del cenit,
cuando se conjuga realidad y fantasía,
mi mente cuántica dibuja tus medidas;
refleja de manera limitada
el surrealismo de tus configuraciones;
la perfección de tu estructura,
los relieves de tu geografía.
A la misma hora del cenit,
siendo dos perfectos desconocidos,
cada quien en estricto silencio,
se sume en su apetito y en sus ansias.
© Apolo
Me encanta el calor
de tu savia embriagante,
pasar susurrante
por tus locas fantasías,
y escribir con mi lengua,
un poema en tu piel.
©APOLO
Si se agotan las palabras...
quedan los símbolos:
el roce de los dedos,
el beso, la caricia,
las miradas atentas,
el suspiro y la fusión,
que conduce al éxtasis...
©APOLO