miércoles, 12 de septiembre de 2007

Coincidencias



No sé si fue un error, una casualidad o una equivocación;
lo cierto es que nos encontramos cierto día
navegando en direcciones contrarias.
Habían ciertas nostalgias que nos acompañaban
y las íbamos acurrucando suavemente
en cada minuto compartido.

Nos lanzamos de repente a explorar paisajes misteriosos
y nos envolvimos en una vorágine de pasiones nuevas.
Nos apropiamos de un espacio y de un tiempo inventado;
construimos un lugar donde nadie más puede habitar.
Es nuestro refugio, nuestro rincón y nuestro lecho de amor.

Vivimos, habitamos y trascendemos en ese espacio-tiempo
conjugando libertad, delirio y sueños inacabados;
vamos andando, mientras los perros ladran
y las ovejas pastan,
mientras el tiempo del reloj perpetúa su tictac.

© Apolo

Vorágine



La mente y el corazón se han conectado.
Lo virtual sólo era una imagen difusa de lo real.
La visión de un fragmento de tu cuerpo
me condujo hasta encontrarte toda.

Tu piel, muchas veces ansiada por mis manos,
se convirtió en un paisaje por recorrer.
Tus ojos, esos que tantas veces quise descubrir,
dijeron a los míos algunas de sus pasiones.

Yo no sé decir que te deseo.
Sólo sé posar mis ojos en tus profundidades;
sólo sé tomar tus manos y descubrir tu calor;
sólo sé decir con un largo beso,
que quiero tomarte y que me consumas.

Aún no es tarde para despertar los sueños.
Aún podemos atrapar las fantasías
y seguir volando hasta la vorágine
que nos conduzca otra vez a casa.

© Apolo

Una Palabra para Olvidar


¿Cómo puedes amar a alguien y olvidar?
Si es que el amor existe, si es que existimos,
si es que somos más que una quimera,
entonces no te puedes permitir callar.

Tanto silencio me hace estallar en un torrente
de emociones, imágenes y palabras ausentes,
vacíos, lágrimas, tardes grises, mirada perdida,
y hace más pesado que un fardo mi cuerpo adormecido.

Si la distancia es real, entonces dime que es real,
si el sentimiento es ilusión, dime que es sólo una ilusión,
si nuestra historia compartida se descarriló en el precipicio,
añoro que seas tú quien me lo diga.
Ya sabes que lo único que espero de ti es tu palabra.

Sólo cuando me hables, te dejaré libre,
dejaré que el devenir nos hunda en el olvido,
y entonces te habré perdido y me habrás perdido.

© Apolo

Amores que no mueren



Hay amores que se fueron apenas al llegar,
otros perduraron como las estaciones;
y los menos, los más recónditos,
se quedaron trabados en los corazones.

Esos amores ocultos tras la cortina de lo permitido,
reservados a esporádicas noches encendidas,
son más que vívidos recuerdos del pasado,
y me sorprenden mientras pasa la vida.

Esos amores reservados, escondidos,
se fueron metiendo entre mi piel y mi poesía.
siguen latentes, con sus propios entresijos,
intensos como el invierno o la sequía.

Hay amores que nunca mueren,
como el tuyo, o como el mío.
Al pasar los años no envejecen:
se hacen caudalosos como los ríos.

Ese amor tan de los dos,
que recorrió montañas y praderas,
es perenne, intenso, inimaginable,
adherido a nuestras penas e ilusiones.

© Apolo

Mi Musa




Eres mi musa inexplorada,
la pasión oculta, el deseo no consumado,
la mujer esquiva, escondida,
atrapada en sus bromas y en sus brumas.

Me duele el dolor de tus tristezas;
mas, quiero yo mi aliento darte,
mis energías, mis corrientes y mis ríos.

Cada palabra tuya es un destello
que enciende mi pasión y mi poesía;
cada emoción y cada deseo nuevo
me hunde y me sumerge en esta porfía.

Mi musa, mi mujer, mi amante,
has de esos encuentros fortuitos tu quimera;
amigo, hermano, confidente,
estoy aquí para que a ti te quiera.

© Apolo