Si desearte es un pecado,
ya estoy ardiendo en el infierno
de tu sensual belleza.
Ansío besar tus intimidades,
hacerte vibrar con el toque
de mis extremidades;
dibujando castillos en el aire
y hondos suspiros en tu superficie.
Bésame con tus húmedos deseos,
y sigilosamente yo me esconderé
en tu ardiente hoguera.
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